Reyes 17,10-16; Salmo 145; Hebreos 9,24-28; Marcos 12,38-44
11 de noviembre de 2018
P. Chava, SVD |
La Divina Providencia de Dios, está unido a la fe y
confianza puesta en Dios, porque sabemos que el Señor nos cuida y nos protege.
Elías pide a una vida que le de pan, ella le
explica que no posee nada más que un poco de harina y aceite y después de
preparar un pan ella morirá junto con su hijo por causa de la hambruna que
azota la región por falta de lluvia. Elías profetiza a favor de ella, que no
falta ni harina ni aceite porque así lo dice el Señor, y sucedió el milagro,
ellos no murieron de hambre. Por tantos milagros que Dios hacen en nuestras
vidas repitamos el salmo 145 “Alaba,
alma mía, al Señor”.
P. Chava, SVD |
En la carta a los Hebreos ofrece el sacrificio único
y por excelencia hacia Dios para purificación de la humanidad y es su propia
vida, su sangre limpiará nuestros
pecados y al mismo tiempo renovara la nueva alianza entre Dios y la humanidad.
En el evangelio Jesús advierte de la hipocresía
de algunas personas que se aprovechan de sus influencias para aparecer en público,
como los buenos y generosos, pero por otro lado se enriquecen de las
debilidades de los desamparados como era en aquella época de las viudas. Por
otro lado exalta la generosidad de la viuda que da limosna en el templo, dos monedas
de bajo valor pero que era todo para ella. Ella dio de lo que tenia y
necesitaba para sobrevivir, tiene más merito que los otros que aunque daban
cantidades más grandes sólo daban de lo que les sobraba.
Señor bendícenos y santifícanos, guíanos y protégenos. Que la Divina
Providencia nos de todo aquello que necesitamos, según conforme a su voluntad.
Gracias Dios por el mucho amor que nos das, a cada día.
P. Chava, SVD |
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