Isaías 50,5-9ª; Salmo 114; Santiago 2,14-18; Marcos 8,27-35
16 de septiembre de 2018
P. Chava, SVD |
En un mundo donde el dolor de los que
sufren es tan evidente, donde las decisiones se tienen que hacer pensando en
todas las consecuencias, y muchas veces se escoge el mal menor: “el mal que
haga menos daño”. El Señor no apenas nos pide un poco de nosotros sino una
totalidad, todo nuestro ser, es decir, lo que somos y lo que tenemos.
Isaías que
vivió el exilio del pueblo de Israel en Babilonia trata de consolar al pueblo
al narrarles sobre: “el siervo fiel que sufre ultrajes”, pero este siervo es
consolado con la presencia de Dios. Pues en su debilidad es fuerte con Dios. Y
sólo le basta sentir la presencia de Dios para salir de la tribulación con una
gran fortaleza en el Señor. Por eso cantaran los fieles al Señor el Salmo 114 Caminaré en presencia del Señor en el país
de la vida.
P. Chava, SVD |
Jesús anuncia
en la forma en que Él ha de morir y añade que quien quiera ser fiel al Señor y
salvarse, tiene que renunciar a su vida y cargar con su cruz. La ironía es que
donando la vida es como se salva la vida, pues quien entrega su vida por amor a
Jesús y su mensaje de salvación, obtendrá la vida eterna y seguirá unido a
Cristo.
La vida
entregada del cristiano es una vida vivida en el amor, y fidelidad a Dios y a
la humanidad, pues quien lo da todo, salva a la humanidad de olvidarse del
hombre que tiene menos que él. Estamos viviendo tiempos difíciles, donde
tenemos que sacar lo mejor que tenemos: el amor al prójimo y a Dios.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo
Divino, Vicario de la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis
de Madrid, España.
Muchas veces no pensamos como Dios piensa. Pido a Dios me ayude a comprender día a día su mensaje, y aprender a comprender también a los demás, en estos tiempos difíciles que vivimos.
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