P. Chava, SVD |
Eclesiástico 15,16-21; Salmo 118; 1 Corintios 2,6-10; Mateo 5,17-37
Domingo, 12 de febrero de 2017
El ser
humano está destinado a vivir, pero una vez que nacemos cada segundo que pasa
es una lucha constante contra la muerte y el pecado; por eso nuestra fortaleza
es Dios, nuestra esperanza está puesta en Dios; cumplir la voluntad del Señor es
garantía de salvación, pues Dios es amor y en esencia quiere que todos los
seres humanos nos amemos.
En el
libro del Eclesiástico pone en evidencia la voluntad de Dios por salvarnos,
pero al mismo tiempo nos deja claro que somos completamente libres ante Dios, para
cumplir sus mandamientos, sin embargo nos advierte que nos podemos perder y
condenar nosotros mismos, pues nuestras decisiones y acciones nos pueden
conducir al fuego y a la muerte por consecuencia del pecado. Por eso el
creyente cantará el Salmo 118: “Dichoso el que camina en la voluntad del
Señor”.
P. Chava, SVD |
San Pablo
escribe a los habitantes de Corinto decepcionado del pueblo: les reprocha por
no entender que la sabiduría a la que tienen que aspirar en la vida es la de
conocer la sabiduría divina, la que viene de Dios. Porque el hombre se vuelve siego
con sabidurías humanas que inflan su arrogancia y por su corazón duro que segó
su conciencia y por eso no asumió la culpa de matar al propio hijo de Dios: “a
Jesús lo colgaron del madero, crucificado espiro su ultimo aliento”; sin
embargo por ese acontecimiento comprendimos después que Jesús es el verdadero Hijo
de Dios, y que es de sabios seguirle para hacer la voluntad de Dios a través de
sus enseñanzas.
En el
Evangelio Jesús dice que no vino a abolir la ley y los profetas sino que vino a
darle plenitud; por eso instruye a sus discípulos para ser files a la voluntad
de Dios y para esto tenemos que ser personas reconciliadas con nuestros hermanos;
que nuestros sentimientos y pensamientos no nos motiven a pecar y pervertir a nuestro
corazón y a nuestro cuerpo; que seamos personas que saben decir la verdad para no
recurrir al engaño.
Señor Jesús vengo ante ti para adorarte; ven
Señor y enséñanos que tenemos que hacer: “para cumplir la voluntad de Dios”.
Señor sabemos que nos das la libertad de obrar el bien o el mal; de seguirte o
perdernos por el camino de la vida; Señor danos sabiduría divina, danos la
alegría de amar a nuestros hermanos y si por acaso es necesario reconciliarnos
con ellos; Señor Jesús ayúdanos a vencer nuestras tentaciones y renunciar a
todo pecado que nos pervierte y esclaviza; Jesús yo confió en ti.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de
la Parroquia Nuestra Señora de Altagracia, Diócesis de Madrid, España.
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