P. Chava, SVD |
Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43; Salmo 117; Colosenses 3,1-4; Juan 20,1-9
Domingo, 27 de marzo de 2016
Creer
para ver, es el proceso para comprender el misterio de Dios en nuestras vidas.
Pues aunque la gran mayoría de los creyentes no son testigos oculares de lo que
sucedió hace casi dos mil años con Jesús, sabemos que padeció, murió y resucito
de entre los muertos; el kerigma se convirtió en la motivación principal de la expansión
de la Iglesia por el mundo entero.
En Hechos
de los Apóstoles, es Pedro, el porta voz de la tradición, porque él hace
memoria de los acontecimientos ocurridos en el pueblo de Israel con Jesús de
Nazaret. Pues la muerte de Jesús en la
cruz lejos de convertirse en una derrota se convierte en una victoria sobre el
pecado; pues con su muerte nos limpio de nuestros pecados; confesar la fe en
Jesús nos da vida eterna, y nos une a una nueva nación que se llama pueblo de
Dios, es decir, la instauración del Reino de Dios en nuestra realidad, pues es
Dios quien gobierna al donarse así mismo. Dios tiene autoridad sobre vivos y
muertos y es tal autoridad porque tiene el poder de resucitar a Jesús de entre
los muertos, por ende, tiene poder para dar la vida a todos los que confiamos en
los designios de Dios. Por eso los nuevos cristianos pueden cantar el salmo 117: “Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo”.
P. Chava, SVD |
San Pablo en la carta a los colosenses exhorta a los
nuevos cristianos a fijar su mirada y sus aspiraciones a los bienes de la eternidad,
es decir, llegar a estar con Dios allá arriba en la casa del Padre y no concentrarse demasiado
en los bienes que el mundo nos ofrece; que nos intensa seducir por su valores: "económicos,
de poder o de placer". Porque en Cristo morimos y en Él resucitaremos, por eso nuestra
vida tiene que tener ese deseo de estar siempre unidos a Jesús. Tanto en
nuestra vida terrenal como en la vida posterior a la muerte corporal.
En el evangelio de san Juan, nos narra la resurrección de Jesús con "la ausencia del cuerpo", significando que Jesús ya no está en el sepulcro, no porque se hayan robado el cuerpo, sino para que comprendamos que tenía que ser así, Jesús al tercer día tenía que resucitar, por eso el discípulo Juan: "vio y creyó"; Pedro creyó y los demás cristianos creemos en las profecías y en su cumplimento. Suena contradictorio, pero, es así, "como funciona la fe:" no necesitamos ver para creer, sino necesitamos creer para ver: “ver que Dios actúa en nuestras vidas sin que nos demos cuenta”; “que Dios siempre ha estado ahí y aunque no Lo veamos”, es real, Dios obra en el ser humano.
P. Chava, SVD |
En un
mundo donde los sentidos se convierten en los jueces de la realidad, es decir,
tengo que experimentar y comprobar los acontecimientos de lo contrario; lo que
no veo, lo que no siento, lo que no verifico: “no existe o es cuestionado sin
más“. Por eso surgen los ateos, los agnósticos y muchas otras clases de ritos
que quieren suplantar la religión y la fe. Es aquí donde el cristiano cobra
protagonismo, pues se convierte en el testigo vital de la fe en Dios, pues con
su propia vida dirá: quién es Jesús, cuál fue su historia y su trascendencia en
la humanidad. Sin duda hoy a nivel mundial hay millones de cristianos que dan
fe de la resurrección de Jesús, y como con su pasión, muerte y resurrección
cambio nuestras vidas para siempre, pues nos salvo del pecado para llevarnos a
la casa del Padre, no sin antes invitarnos amar e instaurar el reino de Dios en
la tierra, en nuestro mundo.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la
Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis de Getafe), Madrid, España.
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