P. Chava, SVD |
Apocalipsis 7,2-4.9-14; Salmo 23; 1 Juan 3,1-3; Mateo 5,1-12
1 de
noviembre de 2015
¿Qué hay después de la muerte?, es una pregunta real y
existencial, muy difícil de responder para los que no tienen fe, y los que sólo
piensan que el ser humano es sólo cuerpo, es decir materia, pero para el
creyente y en especial para el cristiano sabe responder con su fe, pues sabe
que su origen es Dios y después de un tiempo indefinido regresa a Él.
P. Chava, SVD |
En el libro de Apocalipsis Juan ve la revelación de
Dios sobre el encuentro de Dios con sus testigos fieles, que permanecieron con
el Señor mismo acosta de sus vidas, por eso llevan los símbolos del martirio, “la
palma en sus manos y sus albas purificadas con la sangre del Cordero”; Juan nos
describe que al final de los tiempo habrá una multitud imposible de contar
viniendo de todos los rincones de la tierra, para el encuentro amoroso con
Dios; Las alabanzas a Dios y al Cordero son constantes y sin parar dan gloria
al Señor con sus voces. Por eso todos en algún momento de nuestras vidas nos
reencontraremos con Dios Uno y Trino, y con todos los santos de Dios, entre
ellos están nuestros antecesores de distintas generaciones. Por eso el creyente
cantará el Salmo 23 “Este es el grupo que viene a tu presencia,
Señor”.
En la carta de San Juan,
nos afirma el amor inmenso que tiene Dios por la raza humana, pues todos somos sus
hijos, de Él venimos y a Él retornaremos, contemplaremos de nuevo su rostro y
seremos junto con Dios puros, como su esencia del Señor que es puro amor.
En el evangelio Jesús sube al monte, representado así
el nuevo Moisés que habla con Dios en las alturas para instruirlos en la Buena
Nueva que es el evangelio que lleva alegría, paz, justicia y amor, por eso: los
pobres de espíritu, los mansos; los que lloran; los que tienen hambre y sed de
justicia, los misericordiosos; los limpios de corazón; los que trabajan por la
paz; los perseguidos por causa de la justicia; los perseguidos por su causa;
todos ellos serán consolados, fortalecidos y recompensados por su fidelidad y
actitud ante la realidad del mundo. Serán semilla de evangelización y de
instauración del Reino de Dios en la Tierra, donde se ejercerá su justicia.
P. Chava, SVD |
Jesús con su muerte y resurrección nos ha comprado,
nos ah unido a Él, y por tanto tenemos nuestra confianza puesta en Dios, el
camino que nos lleva al Padre es Jesús, y la Iglesia nos enseña a tener confianza,
esperanza y fe en Jesucristo. Por la encarnación de Jesús nos revela la
voluntad de Dios por la humanidad, por su mensaje de salvación, conocemos los
misterios de Dios, por sus enseñanzas de
la Iglesia en la Tradición Apostólica (discípulos de Jesús fieles a las
enseñanza del Maestro), da continuidad de fidelidad a Jesús nos anima a vivir
sin miedo, nos enseña a poner nuestra fe en Jesús, nos une al Señor con los
sacramentos, y nos sentimos hijos de Dios por la filiación que Jesús nos revelo,
al tener la confianza de orar a Dios como nuestro Padre (Abbá-Padre nuestro),
unidos por el Bautismo (primer sacramento de la vida del cristiano).
P. Chava, SVD |
P.
Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la Parroquia Virgen del
Alba, Alcorcón, (Diócesis de
Getafe), Madrid, España.
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