P. Chava, SVD |
Job 38,1.8-11; Salmo 106; 2 Corintios 5,14-17; Marcos
4,35-40
Domingo,
21 de junio de 2015
Job, descubre
qué por más que se esfuerce es el Señor quien da vida y la muerte, es el Señor quien
lo crea y recrea todo, y por tanto en el radica la soberanía de nuestra
libertad y posibilidades, pues nadie es más que Dios, nadie como Él para actuar
inclusive sobre la naturaleza. Por eso hay que fiarse de Dios, porque Él es
eterno, poderoso, y Señor de cuanto existe. Por eso el creyente aclama: Salmo
106 “Dad gracias al Señor, porque
es eterna su misericordia”.
Pablo,
habla de la acción salvadora de Cristo, pues Él murió por todos y con ello nos
rescato de nuestros pecados y males, con su vida ofrecida, nos salva y da vida
eterna, por eso la persona que está unida a Cristo se convertirá en nueva
creatura y en nueva humanidad.
Jesús,
provoca el cuestionamiento en sus discípulos de: ¿quién es Él, para ordenar y
gobernar hasta la naturaleza?, pues la barca se hundía con la tormenta y Jesús permanecía
inerte, dormido, sin hacer nada, pero al levantarse y con solo usar su voz
controla la tormenta. Crea un clima de asombro, porque nadie puede hacer eso,
Jesús añade que son hombres de poca fe, que están ellos dormidos y no
comprenden que puede inferir en la realidad.
La barca, desde el inicio
del cristianismo la Iglesia católica la tiene como símbolo que la representa,
por eso a lo largo de los siglos habrá muchas
tormentas pero es el Señor que la mantiene a flote, es Dios que no permitirá que
su Iglesia se hunda, pero también exige de los fieles que tengan fe, que pierdan
el miedo, que sigan y luchen, para que el Reino de Dios se instaure en la
tierra y en medio de la tormenta de vivir en el mundo.
P. Chava, SVD |
P. Chava, SVD: Misionero del Verbo Divino, Vicario de la
Parroquia Virgen del Alba, Alcorcón, (Diócesis de
Getafe), Madrid, España.
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