Reyes 4,42-44; Salmo 144; Efesios 4,1-6; Juan 6,1-15
29 de julio de 2018
P. Chava, SVD |
En
el origen de la humanidad, el ser humano, se enfrenta al primer reto de su
vida: “sobrevivir” con la ayuda de los suyos muchos lo consigue, sin embargo en
el mundo en entero hay muchas personas que mueren de muchas causas, la más
dolorosa y triste entre ellas de hambre. Por eso en las lecturas de hoy nos
hablan de la sensibilidad de ayudar a quien pasa hambre.
En
la primera lectura el profeta Eliseo ve con fe como alimentar al pueblo que
pasaba hambre ellos eran más de cien personas. Eliseo ordena dar el pan de
las primicias, que eran veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja. Porque
así dice el Señor: Comerán y sobrará, y así fue. La providencia de Dios
multiplica los bienes materiales, para que todos coman y no pasen hambre. Confiemos
en el Señor como dice el Salmo 144 “Abres
tú la mano, Señor, y nos sacias”.
San Pablo, nos recuerda
nuestro llamado a ser cristianos que nos tratemos con amor y amabilidad, en una
corrección fraternal, manteniendo la unidad en el Espíritu Santo y con comunión
de un solo bautismo, una sola fe, un solo Dios. Pues entre más unidos como cristianos
estemos, más patente hacemos el amor Dios en el mundo.
P. Chava, SVD |
En
un mundo donde hay más producción de comida, pero hay una mala distribución de
los bienes en especial de la comida, donde muchas veces se tira la comida
porque caduca, o lo peor porque conviene tirarla para así tener mayor valor económico
de algunos productos porque son más escasos. Dios con su misericordia se apiada
de sus hijos, quiere que todos se amen y se ayuden es especial cuando pasan
hambre. Además en la eucarística descubrimos nuestra unión como Iglesia, y
alimentados por Jesús con su cuerpo salimos fortalecidos para anuncia la Buena Nueva, y hacer posible justicia al dar de
comer al hambriento.
P. Chava, SVD |